Lohengrin se incorporo como pudo, aunque no podia encontrar el equilibrio, comenzo a deslizarse cuesta abajo sin poder detenerse. Sus ojos continuaban cerrados y lo unico que sentia era como podia agarrar tierra arenosa con sus manos, pero no conseguia agarrarse a ningun lado para detenerse.
Su cuerpo golpeó lo que parecia ser una roca y consiguió detenerse. Todavia entumecido por el dolor del golpe, consiguio abrir los ojos y alzar la vista. Lo que habia golpeqado no era una roca, era un hueso enorme perteneciente a un esqueleto descomunal, con una forma que no lograba indentificar.
El suelo estaba formado por una ceniza azulada, con un tono palido, un terreno compuesto por dunas altas hasta donde alcanzaba la vista. Lohengrin siguien el rastro con su mirada y se percato de que habia caido dese lo alto de una de ellas. Comenzó a convulsionar y callo de rodillas, comen´zo a vomitar una pasta, mazcla de sangre y de la ceniza del suelo.
Su cabeza todavia mareada, no lograba entender donde se encontraba, pero recordo a sus compañeros. Se levantó y busco con su mirada algun rastro, una pista que le llevara hasta ellos. Para su desgracia no pudo encontrar nada, asi que comenzo a andar hacia adelante. El ambiente estaba muy oscuro, no habia ningun tipo de luz.
El cielo era negro zaino, En ocasiones lograba ver un reflejo en el suelo, como si hubiese una luz que no es capaz de ver de donde proviene, pero que se encontraba ahi.
Le invadia una sensación extraña, despues de horas caminando por esas dunas, no sentia cansancio de ningun tipo, y su fragil cuerpo, en los entrenamientos de su templo ya le habria abandonado, como siempre quedando rezagado de los alumnos mas aventajados. Tampoco sentia hambre o sed.
Sin ningun tipo de percepción sobre el paso del tiempo, continuo caminando y los esqueletos de criaturas gargantuescas se volvieron un motivo comun en la decoración del paisaje y parecian indicar un camino el cual Lohengrin tomo.
Sus pisadas dejaron de provocar ruido al caminar por la ceniza y cuanto mas avanzaba, mas descendia, hasta que la dirección quedo clara.
- "Agua para el arbol muerto, es la unica manera, doy agua al arbol muerto."
Una voz lastimosa se escuchaba a lo lejos, una voz que mezclaba tristeza y a la vez esperanza. El suelo que pisaba Lohengrin comenzo a volverse humedo, dificultando el movimiento.
-" Doy agua al arbol muerto, un agua sucia donde pueda ver tu reflejo..." Volvio a escucharse pero esta vez mucho mas cerca.
Las piernas de Lohengrin empezaban a quedarse atrapadas en el suelo, como si de arenas movedizas se trataran. Miró hacia atras y vio una persona arrastrandose hacia el, Unos brazos largos y muy finos que se desplazaban por el suelo en su dirección.
Lohengrin tiraba de sus piernas para sacarlas y correr en la dirección opuesta a esa silueta, pero parecia imposible, esa persona se acercaba mas y mas, dejando ver que su espalda estaba cuvierta por muchos mas brazos, mas pequeños, y cada uno agarraba un cubo lleno de lo que parecia agua.
Se detuvo y alzó una de sus largas manos y señalo a Lohengrin. Su cabeza se alzo, su cara no tenia ojos, y su mandibula era desproporcinadamente larga con una boca que no podia cerrar. Su tamaño parecia engañar, Continuó arrastrandose con una sola mano mientras seguia señalando.
Lohengrin pudo sacar ambas piernas y corrió en dirección contraria a esa criatura. Sin mirar atras, recorrió el sendero que se encontraba delante de el, viendo como de las dunas que se encontraban a cada lado brataba agua, cada vez mas rapido, inhundando el camino que recorria.
Miro atras por un momento y pudo ver la figura completa de la criatura que le perseguia, la mitad de su cuerpo parecia que una vez fue humano, y la otra mitad era gelatinosa, similar a una babosa.
Una gran corriente de agua empujo a Lohengrin haciendole perder el equilibrio y arrastrandolo por el camino. Su cuerpo se dirigia sin control, empujado por el agua hacia un precipicio, se desplomo y cayo en una gran charca llena de agua sucia.
Intentando pelear por salir a la superficie, Lohengrin abrió los ojos y veia caras de otros elfos oscuros y de elfos del otro lado. Apartando sus cuerpos como podia consiguió llegar a la superficie y nadar hacia la orilla.
Cuando pudo recomponerse observó a su alrededor, como de la tierra comenzaban a surgir mas cuerpos de elfos, incluso algunos que no era capaz de adivinar su procedencia. Se acercaban a Lohengrin y le rodearon, cientos de ellos, aunque ninguno de ellos parecia portar vida en su interior.
Empujandolos tirandolos al suelo consiguió hacerse camino, pero eran demasiados, sabia que no podria estar huyendo mucho tiempo de esa manera. A lo lejos vio una silueta tumbada en el suelo y corrrió hacia ella. Se trataba de Minales, aunque su cuerpo ya no estaba deforme, habia vuelto a su forma natural.
Lohengrin intentó despertarla, puso sus manos en sus hombros y grito su nombre. - Minales! Minales! Despierta, te necesito!
Minales, sin abrir los ojos levanto un brazo y señalo detras de Lohengrin. Miró hacia atras y vio como un ser cubierto por una tunica azul estaba frente a ellos. Con un solo ojo gigante que su tunica dejaba ver.
-"Bienvenidos a Erusophia mis hijos."
A sus pies se encontraba Miraell sonriendo, y detras de ella, como si de un ejercito se tratase, cientos de criaturas deformes, sin forma logica, que agachaban la cabeza y unian lo que parecian sus manos en señal de obediencia ante Miraell y el ser titanico.
Miraell miró hacia arriba y con una sonrisa exclamó: "- Tenemos una visita muy oportuna, ahora vais a conocer parte de la verdad."
Unos simbolos dorados empezaron a dibujarse en la oscuridad, una poderosa luz dorada se proyectó en el suelo y este, comenzó a convertirse en oro. Las criaturas empezaron a agitarse ante la presencia de la luz y Miraell les hizo un gesto para que se contuviesen.
Otro ser de gigantesco tamaño surgió de la luz, posandose sobre el dorado suelo.
-" Orven..." Dijo el portador de la tunica azul.
-" Seilen... vengo a pedirte que acabes con todo esto. Ya no se trata ni de ti ni de ella, se trata de todos y todo." Dijo el ser dorado.
Cuando la luz dorada comenzo a hacerse mas tenue, Lohengrin vio que el llamado Orven, portaba una armadura de oro y tenia un cabello negro tan largo que casi rozaba el suelo.
Seilen contestó. -" Marioneta del mentiroso, te recuerdo que no lo hago por mi, ni por el, lo hago por ella."
Orven puso cara de disgusto y le replicó. -"Pero no ves que el puede darte otra como ella? Ya lo ha hecho cientos de veces. Por que ahora haces esto?."
-"Porque ya sufrió demasiado, vosotros desde vuestar posición de poder e indiferencia nunca os disteis cuenta, esta espiral de construcción y destrucción fue demasiado lejos, cada vez que se repetia el circulo una parte de ella abandonaba la existencia. Era la unica con un poco de bondad dentro de ella."
Dijo Seilen.
-"Pero ya sabes que continuar con este ciclo es la unica manera de que nosotros continuemos con vida, he venido a advertirte, lo que hiciste con Thrudd y Kayhne no te lo perdonaran, no puedes matar a otros iguales a ti. Tuve que detener a Marph para que no cometiese el mismo acto contigo, el esta deseando acabar contigo."
Seilen alzó la voz y respondió: -"Thrudd y Kayhne son mentira! Otra mentira mas de tu padre. Y si por salvarla a ella hubiese tenido que matarles, lo habria hecho de muy buena gana. Ahora ve, perro, y cuentale todo lo que te he dicho, haz tu trabajo otra vez para conseguir salirte con la tuya, hipocrita."
Orven dió un paso adelante. -" No me llames hipocrita! Yo he hecho lo correcto y lo justo."
Seilen se retiro la capucha, mostrando un rostro que estaba formado por una calavera de cristal y una esfera roja brillante.
-"Mirame, yo si hice lo correcto y lo justo, yo di un paso adelante y vosotros hacia atras, La inutilidad de Einhasad me obligo a hacerlo, y el con su hijita favorita me enviaron aqui. Tu, tan orgulloso, estas podrido, corrupto, solo tienes ansias de poder, piensas que un dia heredaras todo lo que tiene hoy padre, y sabes que? Cuando acabe con el, lo unico que heredaras de el sera una muerte igual a la suya."
Orven abrio el portal de nuevo para volver a su realidad. -"Te lo advierto, te vas a arrepentir de todo esto."
-"Pronto nos volveremos a ver aqui hermanito." Terminó Seilen.