Sin decir una sola palabra, el suelo inundado abrió un camino por el cual Miraell se deslizo sin apenas mover un musculo de su cuerpo. Con su vista puesta en Minales, se abalanzó sobre ella para asestarle un nuevo golpe y acabar con ella.
Con una sonrisa en el rostro apuñaló el cuerpo deforme de Minales, el cual comenzó a expulsar gran cantidad de sangre por todas sus heridas, por su boca y sus apéndices.
"Sois débiles, fuisteis elegidos por esa razón. Yo al contrario que vosotros, estúpidos, no fui afectada por el castigo de Einhasad."
El suelo volvió a despejar el agua y Miraell se deslizo sobre este de nuevo, esta vez en dirección a Lohengrin.
"No importa lo que intentes, ya estas muerto!" Gritó.
Lohengrin saltó a un lado para esquivar su ataque. Su rostro, cubierto por el liquido le impedía ver. Rápidamente froto sus ojos para poder despejar su vista, para a continuación ver como Miraell, de nuevo sonriendo, Le realizó un corte desde el costado hasta el pectoral izquierdo, dejando fluir mucha sangre.
"Ni la voluntad de los dioses, ni de padre, ni la tuya, la única voluntad que se hará es la mía!"
Con una patada lanzó a Lohengrin varios metros en el aire.
"Patético. Incluso ella con su cuerpo deformado y herida es capaz de plantar mas batalla que tu. Eres muy hermosa en ese estado Minales, y mira como intentas proteger a Marión. Que tierno y patético."
En ese momento, Lohengrin, como un relámpago, salto del suelo para agarrar a Miraell del brazo y arrebatarle la daga con la que apuñaló a Minales.
Con un movimiento muy rápido intentó realizar un corte hacia arriba para inmovilizar el brazo, pero solo logro atravesar la tela y cortar unos pocos cabellos, los cuales se quedaron flotando, inmóviles en el aire, convirtiéndose en cuchillas afiladas. Miraell las agarró y se las clavo a Lohengrin en el hombro, haciéndole gritar del dolor.
"No tenéis nada que hacer, sois una simple mitad."
Miraell lanzó a Lohengrin contra el suelo, sacó el cristal que se encontraba en el estomago de Minales y procedió a clavarlo en el lugar donde realizó el corte previamente, en el pecho de Lohengrin.
El cristal comenzó a desprender una gran luz, cubriendo toda la sala de esta. Los ojos de Lohengrin comenzaron a proyectar esa misma luz desde su interior, revelándole lo que el anterior portador de este había presenciado.
Las imágenes desde la desaparición de Minales y Marión, siendo arrastradas escaleras arriba por quien llamaban Rizrael, arrancando la piel de sus espaldas por los afilados escalones.
"Rizrael no existe, eran Miraell y los sacerdotes todo este tiempo, Rizrael era solo un nombre para para infundir miedo a todos y hacernos odiar a los del otro lado. Se encargaron de supervisar el crecimiento de los aprendices y separar a los mas fuertes para sacrificarlos, aunque desconozco el propósito." Susurro en su cabeza la voz de Minales.
"Pero por que harían esto a los de su propia raza?" Pensó Lohengrin.
"Miraell no es de muestra misma raza, mira su cabello dorado y su piel, tampoco es una del otro lado, es como si fuera mestiza de las dos razas. El cristal me ha hecho ver mas cosas, un lugar terrible, seres monstruosos... Parecen sufrir pero obedecen a alguien con una túnica azul que creo intenta formar un ejercito con ellos. A pesar de todo es un lugar seguro para nosotros."
"Desde ese lugar se ve un cielo lleno de hilos rojos, que conectan unas luces muy brillantes con otras que son aun mas oscuras que la noche, y cuando una desaparece, ambas lo hacen a la vez. Creo que ese es el castigo de Einhasad."
Volvió a susurrar Minales dentro de la mente de Lohengrin.
Mientras tanto, Miraell, con una expresión de satisfacción, se dirigía hacia Minales y Marión.
"Sabéis que es lo mas gracioso? Que no esperábamos nada de ninguno de vosotros. Pero me habéis sorprendido, todos menos uno. Minales cumplió su propósito y use su vientre para almacenar y absorber toda la vida de Kahyne. Marión sirvió para trasplantar partes de su ágil cuerpo a otros jovenes.
Triskel tenia la voluntad de someterse al trasplante y seguir nuestras ordenes. Sin embargo este otro no ha servido de nada, ni para protegeros.
No es patético? Lo único por lo que sigue vivo es porque no supone ningún tipo de amenaza" Y comenzó a reír histéricamente. Sumergió la mano en el liquido que inundaba la sala y retiró su pelo hacia atrás. "Acabemos ya con este bochornoso espectáculo".
"Los puros, intentamos trataros como os merecéis, ganado. Intentamos rediseñar vuestras mentes y romperlas para mantenernos con vida. Fuisteis abandonados por Kayhne, así que estamos nosotros, los Genesis, somos la orgullosa creación de Seilen. Esto es lo mas cerca que estaréis de un autentico dios."
El cielo se divisó en 2, rompiendo el mismo tejido de la realidad, dejando asomar unos seres monstruosos los cuales empezaron a vomitar sangre dejándola caer y cubriendo la torre, provocando que las paredes y el techo de esta comenzaran a derretirse lentamente.
"Esto es lo que pasa cuando estas conectada directamente con tu creador."
Miraell comenzó a recitar unas palabras en un idioma que no podían entender. "Lo vamos a traer de vuelta" Dijo con una sonrisa.
El liquido que inundaba la sala comenzó a elevarse gota a gota, lentamente, después los muebles, y por ultimo los cuerpos de todos los presentes en la sala menos el Miraell.
Ella seguía de pie, con sus ojos cerrados y una tierna sonrisa en su rostro. Como si algo en su mente le imbuyese de amor.
El vomito ceso, y un silencio sepulcral se adueño de la sala, solo para que segundos después todo fuese impulsado con gran fuerza hacia el cielo, en dirección a las criaturas. Estas mostraban una gran sonrisa, como si esperasen por algo que les fue prometido.
Los cuerpos de Minales, Marión, Triskel y Lohengrin también fueron lanzados contra estas criaturas. Fueron atrapados por sus manos y lentamente fueron siendo introducidos en las grietas por las que asomaban los monstruos. Todo se volvió oscuro.
Lohengrin se recuperó, y por un momento consiguió abrir los ojos para ver donde se encontraba.
Todo estaba oscuro, lo único que podía oír eran susurros de alguien que parecía querer comunicarle algo. " No creo que este merezca tener eso en su pecho" "Deberíamos tentar su cadáver y ahogarlo?" "Todos, mirad ese cuerpo lleno de heridas, se ve delicioso." "Le cantare una canción de cuna, una que no puedan oir, que no la pueda oír."
"Esas son las chicas arrastradas por las escaleras, son una obra de arte." "Merecen unos crisantemos." "Es un profundo error para los que han nacido muertos."
De repente unas luces recorrían lo que parecía ser un tentáculo que le agarraba de la pierna, mientras se sentían en una caída a gran velocidad. Otra luz, que parecía un pulso recorría el tentáculo, iluminando el ambiente y dejando ver la silueta de los compañeros de Lohengrin siendo arrastrados por otros tentáculos y de fondo. Unos hilos rojos que iban rompiendo a medida que caían.